Las Reinas
Bajo las máscaras de protector y con licuados sobre la mesa, cuatro mujeres pasaban una tarde de sol y playa, como cualquier otra de Punta del Este. Cada grano de arena escondía una nueva discusión, y las charlas se perdían entre las tranquilas aguas de La Mansa. Todo parecía seguir el transcurso normal de la rutina de verano, sin embargo la esculpida imagen del sota de copas levantó polvaredas entre las reinas.La primera en notar su presencia fue la Reina de Espadas, distendida mirando el horizonte nunca había perdido ese extraño placer de observar con aire desde el más allá la escena playera, desde afuera gozaba sin tocar la arena, se paseaba a lo lejos, hasta el agua la tocaba con un aire de respeto. Su brillo se opacó cuando el pequeño copas rodó en el agua junto a la princesa de bastos.