-Buenos días, adelante por favor – Dijo la Emperatriz.
-Muchas gracias – Musitó el 8 de espadas mientras se acomodaba en el diván dispuesta a escuchar.
-Me alegra que hayas venido en horario, es una muestra positiva en el primer día de terapia-
-Sí, igualmente no suelo escapar a la puntualidad –
- ¿Siempre? –- Bueno, sí… siempre que puedo – El 8 de espadas ya sintió que las palabras que resuenan en el cuarto deberían salir de su boca o no se escucharían.
- ¿La de ser puntual? –
- No sólo esa, la de venir, puntualmente a terapia. Estoy yendo directo al punto - bromeo.
- Bueno… me siento algo estático, hay algunos proyectos, hay ideas y sueños en mi mente…. Pero creo que… tengo miedo-
- Entiendo. ¿Cuáles son esos proyectos exactamente? –
- ¡¡Es que no puedo proyectar!! Siento un ancla, no me puedo despegar de una frase que me dijo mi profesora de primario: “Para caminar por la vida con libertad, primero hay que conocer muy bien las calles”-
La profesora de la octava espada, una Reina de Espadas, invertida desde su viudez, había pisado firme obre su tímido alumno. Esas palabras eran el recuerdo de límites que nunca había intentado forzar, creyendo en él desde su definición de incapaz.
- Puedes decir que no hay camino que se recorra siempre del mismo modo -
- Es cierto, expresó el 8 filoso… de ese modo el camino siempre es nuevo, aún si es conocido –
- Pues, recorrerlo es conocerlo cada vez. No hay conocimiento sin acción. Es como la palabra y el significado…-
- … se dan juntos, en el acto – completó con seguridad -
- ¡¡Exacto!! – felicitó la emperatriz al tiempo que anunciaba para sí un largo trabajo en armonía-
La emperatriz le brindó confianza, pero fue su propia voz la que desató las amarras hacia su propia libertad. Antes que el invierno llene de excusas las salidas, el valiente 8 de espadas conocía su libertad gracias a sus propias palabras.
Imágenes - Gracias por la emperatriz brillosa y por la 8 de espadas dramática
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