![]() |
Fuente: Muchas Miradas |
Había una vez una Princesa de Copas realmente dichosa y bella que veía por la ventana el descuido de las calles. Solía entrenar su tristeza sobre la vereda, cuando veía como desfilaba por la avenida una figura tras otra. Ella caminó por esas calles tanto como pudo, pero sentía que no lograba dejar una huella significativa, fuerte, un presente que durara más que un paso. La sorprendió un descuidado Ahorcado soñando que con la vertical llegaría hasta la próxima esquina, ayudando a quien lo necesite, cayendo y derrapando su cuerpo sin importar su propia dicha.
Lo miró asombrada, siguió de a poco su figura hasta no poder observarlo desde arriba, entonces no tuvo otra opción y se derramó en lágrimas hasta la calle. Cuando lo tuvo frente a frente, miró sus ojos cristalinos y no supo que más decir. Sólo logró implorarle: