La tormenta aplacaba la ciudad con su intensidad, el miedo al naufragio no se le parece en nada a las excusas gubernamentales.
-¡¡Qué partido tan emocionantes va a ser el de hoy!! Todos chapoteando bajo el agua – Dijo el Loco.
Danzaban en la lluvia cantando, levantando el agua, repitiendo estrofas hasta aullar en disfonía. Los colores de las banderas se abrían paso a su alegría y en el jolgorio de sus danzas llevo bajo su brazo la agonía. Su cuerpo torpe amenazó el equilibrio precario del 9 de copas, que yacía invertido bajo la muchedumbre.
El Rey de oros, por su parte, ya en la comisaría tomó las declaraciones del incidente:-No lo vi, yo tan solo me moví bajo la lluvia… ¿Qué más puedo decir si no me dí cuenta? –
- Y si fue un error, un traspié digamos… Entonces ¿Por qué escapó a mis órdenes? ¿Qué oculta Usted? – Increpó el Rey de oros con ímpetu sobre el cuerpo débil del Loco.
- Yo sólo oculto mi libertad, la resguardo de Usted señor-

El testigo no era de fiar, un diablo que culpó al loco de apuñalar al 9 de copas y dejarlo mal herido.
El croquis del espacio culpaba y aseveraba la versión diabólica. Sin embargo, las cosas se escapan por la vía más delgada.
Cuando en la reconstrucción del hecho El Loco miró su brazalete y escribió su nombre en el aire danzando, tal como lo había hecho horas atrás, el Rey de Oros advirtió que además de inocente el loco era… zurdo. Las sospechas se guiaron entonces al culpable y otra historia se contó.Imágenes: Gracias por el loco de Dalí y por el teatral rey de oros,
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